17 de febrero de 2007

Ella, la otra y él.

Ella debía decir tantas cosas que realmente no sabía como empezar, primero debía decirle que lo quería, luego que le odiaba y finalmente tenía que reconocer que sin él era difícil estar.

Afortunadamente estaba consiente de que no podían seguir con esa desmesurada locura de querer estar juntos, se tenía que acabar y aunque, a pesar de querer que se esfume, lo que ella sentía aun no se desvanecía…pensaba; tal ves nunca lo dejaré de amar. Sentía miedo de dejarlo…de perderlo.

Siempre pensaba que algún día recobraría las fuerzas y podría volver a verlo sin soltar una sola lagrima.
Ella nunca ha podido negar, que sueña todas las noches con poder volver a acariciarlo, besarlo…

Ellos se conocieron, se enamoraron y sin pensarlo, ella, puso la vida en sus manos. Algunas veces creyó que debía haberlo dejado todo hace tiempo, otras no.Todo terminó cuando apareció otra en la vida de él, La otra; tan poco amigable y sin gracia, desgraciada.

Ella está consiente de que lo único que le puede pedir a La otra, esa que le quitó lo más preciado, es que lo proteja y lo cuide; y a él, darle como consejo que también la cuide y trate de darle todo lo que le pida.
Ella está escribiendo y, al mismo tiempo, llorando; piensa que nadie sabe lo que es pensarlo sin tenerlo.
Debió admitir que la situación era muy difícil que la paciencia de él se agotó. Ella sabe que muchas veces se portó como una tonta y confirma que ahora es una tonta con el corazón totalmente roto.

Tiene en su pieza todo lo que él le regaló, las fotos de quién ella más amó y los recuerdos infinitos tirados en cada rincón.

Aunque reconoce que no puede competir con la otra, porque la otra le robó el corazón…y, ella, no es ladrona; dice que le puede ofrecer la luna, el sol, las estrellas y si él lo desea, el cielo en todo su esplendor.
Repite para sí misma una y otra vez que lo quiere, lo adora y por sobre todas las cosas, lo extraña.
Ella sabe que de su vida, él, ya estaba harto… de las mentiras, de los caprichos, de los celos, de las historias, de todo eso que alguna vez, le reprochó… y ella nunca lo escuchó.
Sola, reflexiona y espera que algún día él pueda perdonarla porque la ultima vez que se vieron le entregó una carta, escribió todo lo que sentía, él bien sabe que ella es cobarde y que no hubiese sido capaz de decirle todo a la cara.Con él, fue la persona más feliz del mundo e incluso se atreve a decir, más feliz del universo; ella cree que él tiene derecho a saberlo, cree que nadie podrá amarla como él lo hizo.

Mi amor, repite una y otra vez, amor más grande que el de nosotros en este mundo no existe, solo Adán y Eva pueden compararse.



pJ.
adaptacion de..." Zenit-siento".

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